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Los juicios por delitos sexuales presentan desafíos únicos para el sistema legal. A menudo, hay poca evidencia física y el caso se reduce a la palabra de la víctima contra la del acusado. En este contexto, el testimonio experto de los psicólogos forenses puede ser crucial.

Más allá de la duda razonable: El impacto de los testimonios de expertos en psicología forense en los juicios por delitos sexuales

Autor: Dr. Pablo José Cruz Méndez

Los juicios por delitos sexuales presentan desafíos únicos para el sistema legal. A menudo, hay poca evidencia física y el caso se reduce a la palabra de la víctima contra la del acusado. En este contexto, el testimonio experto de los psicólogos forenses puede ser crucial. Estos profesionales pueden proporcionar al jurado información valiosa sobre la dinámica de la agresión sexual, los impactos psicológicos en las víctimas y los factores que pueden influir en el comportamiento y la memoria de las víctimas. Sin embargo, el uso de testimonio experto en juicios por delitos sexuales ha sido controversial, con preocupaciones sobre su potencial para influir indebidamente en el jurado o usurpar su papel como juez de los hechos. 

En este artículo, exploraremos la investigación sobre el impacto del testimonio psicológico forense en los juicios por delitos sexuales y discutiremos las implicaciones para la práctica legal.

Mitos y conceptos erróneos sobre la agresión sexual

Uno de los roles clave que los psicólogos forenses pueden desempeñar en los juicios por delitos sexuales es contrarrestar los mitos y conceptos erróneos sobre la agresión sexual. Estos mitos, que son comunes tanto en el público general como en el sistema legal, pueden influir en cómo se percibe y juzga a las víctimas.

Un mito frecuente es que la mayoría de las agresiones sexuales son cometidas por extraños. De hecho, la mayoría de las víctimas conocen a sus agresores (Planty et al., 2013). Este malentendido puede llevar a que las acusaciones contra conocidos o parejas se tomen menos en serio.

Otro mito es que las víctimas “reales” de agresión sexual resistirán físicamente y tendrán lesiones evidentes. En realidad, muchas víctimas pueden quedarse paralizadas por el miedo o sentir que la sumisión es la forma más segura de sobrevivir a la situación (Möller et al., 2017). La falta de resistencia física no significa que un encuentro fuera consensuado.

También hay conceptos erróneos sobre cómo se supone que las víctimas deben actuar después de un asalto. Se espera que muestren angustia emocional obvia y que informen el asalto de inmediato. Sin embargo, las respuestas a un trauma sexual varían. Algunas víctimas pueden aparecer tranquilas y compuestas, mientras que otras pueden demorar días, semanas o incluso años en presentarse (Smith & Heke, 2010).

Los psicólogos forenses pueden educar al jurado sobre la verdadera naturaleza de la agresión sexual, explicando que estos mitos son inconsistentes con la evidencia de investigación. Este testimonio puede ser especialmente importante en casos donde el comportamiento de la víctima no se ajusta a las expectativas estereotipadas.

Sin embargo, la efectividad de este tipo de testimonio puede depender de cómo se presenta. La investigación sugiere que los testimonios de expertos tienen más probabilidades de influir en los jurados cuando se enmarcan de manera general y educativa, en lugar de comentar directamente sobre el caso en cuestión (Spanos et al., 1991).

Evidencia basada en el trauma

Otra área donde el testimonio psicológico forense puede ser valioso es en explicar los impactos del trauma en las víctimas de agresión sexual. Está bien establecido que la agresión sexual puede tener efectos psicológicos profundos y duraderos. El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es común entre las víctimas, con síntomas que incluyen flashbacks, pesadillas, hipervigilancia y evitación de recuerdos del trauma (American Psychiatric Association, 2013).

Sin embargo, no todas las víctimas responden al trauma de la misma manera. Mientras que algunas pueden mostrar síntomas obvios de TEPT, otras pueden aparentar estar funcionando normalmente. Este fenómeno, conocido como resiliencia de víctima, puede a veces ser mal interpretado como evidencia de que no ocurrió ningún trauma (Bonanno, 2004).

Los psicólogos forenses pueden ayudar al jurado a entender la variedad de respuestas al trauma y por qué la ausencia de ciertos síntomas no significa necesariamente que una acusación es falsa. También pueden explicar cómo los síntomas del trauma pueden afectar el comportamiento de una víctima, como retrasos en la denuncia o dificultad para recordar detalles del asalto.

La investigación sugiere que el testimonio experto sobre los efectos del trauma puede influir en las percepciones y decisiones del jurado. Por ejemplo, un estudio encontró que el testimonio experto sobre el TEPT aumentó la credibilidad de una víctima de violación hipotética, particularmente cuando su comportamiento era inconsistente con los mitos sobre la violación (Ellison & Munro, 2009).

Sin embargo, es importante que este testimonio se base en investigaciones sólidas y se presente de manera imparcial. Los expertos deben tener cuidado de no sobrepasar su papel y ofrecer opiniones sobre la veracidad de un testimonio específico.

Evaluación de acusados y ofensores

Los psicólogos forenses también pueden estar involucrados en la evaluación de los acusados en casos de delitos sexuales. Estas evaluaciones pueden servir a varios propósitos, como informar las decisiones de sentencia, evaluar la competencia para ser juzgado o apoyar una defensa de capacidad mental disminuida.

Una consideración importante en estos casos es la evaluación del riesgo de reincidencia. Los delincuentes sexuales tienen tasas de reincidencia que van desde el 5% hasta el 32% dependiendo del tipo de ofensor y el período de seguimiento (Hanson & Morton-Bourgon, 2005). Los psicólogos forenses usan herramientas actuariales como el Static-99 y el Sexual Violence Risk-20 para evaluar el riesgo de reincidencia basándose en factores como el historial delictivo, la edad y la relación con la víctima (Hanson & Thornton, 2000; Boer et al., 1997).

Estas evaluaciones de riesgo pueden ser valiosas para desarrollar planes de manejo y tratamiento para los delincuentes. Sin embargo, es importante reconocer que ninguna herramienta de evaluación de riesgo es perfecta y que los factores de riesgo dinámicos, como las actitudes y las circunstancias de vida, también deben considerarse.

Los psicólogos forenses también pueden evaluar si un delincuente tiene un trastorno mental o de personalidad que pueda haber contribuido a su comportamiento. Por ejemplo, los trastornos parafílicos como la pedofilia o el sadismo sexual están fuertemente asociados con la delincuencia sexual (American Psychiatric Association, 2013). En algunos casos, la presencia de un trastorno puede ser relevante para las decisiones de culpabilidad o sentencia.

Sin embargo, es crucial que los diagnósticos de salud mental no se usen para excusar o justificar el comportamiento criminal. Más bien, este tipo de evaluaciones pueden proporcionar contexto y ayudar a guiar las intervenciones apropiadas.

El testimonio experto de psicólogos forenses puede ser una herramienta poderosa en juicios por delitos sexuales. Puede ayudar al jurado a entender las complejidades de la agresión sexual, contrarrestar mitos dañinos y apreciar los impactos del trauma en las víctimas. También puede proporcionar información valiosa sobre los riesgos y necesidades de los acusados.

Sin embargo, como con cualquier evidencia, el testimonio psicológico forense debe usarse de manera apropiada y responsable. Debe basarse en la ciencia sólida, presentarse de manera objetiva y permanecer dentro de los límites de los expertos.

Como abogados, tenemos la responsabilidad de usar este testimonio ética y efectivamente. Esto significa trabajar en estrecha colaboración con expertos forenses, asegurándonos de que su testimonio sea relevante para los problemas del caso y ayudando al jurado a entender su significado y limitaciones.

En última instancia, el uso apropiado del testimonio psicológico forense en juicios por delitos sexuales no se trata solo de ganar casos, sino de promover la justicia y proteger los derechos tanto de las víctimas como de los acusados. Al aprovechar el poder de esta herramienta, podemos trabajar hacia un sistema que responda a la agresión sexual con comprensión, equidad y compasión.

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